Una dimensión aún desconocida sobre Frei Montalva es la de sus gustos musicales. En esta nueva sección, titulada Rincones de Casa Museo, exploramos la colección de 30 casetes que el ex mandatario conservó en su escritorio personal y que recorre una curiosa selección de compositores, de Haendel a Mercedes Sosa.

Cada casa tiene espacios que son importantes, tanto para toda la familia, como para cada uno de sus miembros. Las habitaciones en las que se duerme, el espacio en el que comen o descansan, ven televisión o, en la actualidad, películas y series por streaming. A veces, con suerte, cada miembro logra refugiarse y aislarse en alguno de estos lugares, para vivir momentos de soledad y reflexión. En ese sentido, el hogar de un exmandatario no es la excepción.

En Casa Museo Eduardo Frei Montalva, podemos encontrar lugares que, en un contexto diferente, serían inexplorables para quienes nos visitan. Gracias a la disposición de la exhibición, y que la casa está casi tal cual como la usaba la familia del expresidente, hay espacios secretos, que conoceremos gracias a esta nueva sección titulada Rincones de Casa Museo; para adentrarnos un poco más en la vida de Frei Montalva, su familia, costumbres y la época en la que vivió.

En la casa, varios sectores fueron destinados a celebrar reuniones sociales o familiares, como también fueron escenarios de reuniones propias de un político de su talla, por ejemplo, la oficina del primer piso, también conocida como la “Moneda chica” y el living. Pero existe un lugar que fue su refugio, el escritorio del segundo piso, en el que Frei Montalva podía reflexionar y descansar, como también atender responsabilidades de un personaje de su relevancia; responder cartas, escribir discursos, y plasmar sus pensamientos en papel.
Antes de convertirse en escritorio, la habitación fue sala de estar de la casa, utilizándose para el esparcimiento familiar. Ya en los años setenta, y con sus siete hijos casados, junto a su esposa doña María Isabel Ruiz-Tagle, Frei Montalva decidió subir parte de la biblioteca, además de sus elementos de trabajo y algunos otros de carácter decorativo; sillones amplios y varios objetos de índole personal. Entre estos últimos se encuentra su colección de casetes, compuesta por un porta casetes que alberga alrededor de 30 piezas con sus estuches originales, entre las cuales se observan obras clásicas famosas, tales como Aida de Giuseppe Verdi y La Boheme de Giacomo Puccini.

Una dimensión aún desconocida sobre Frei Montalva es la de sus gustos musicales, y esta colección de casetes es una gran ayuda para hacerse una idea. Están los clásicos imprescindibles: Mozart, Vivaldi, Chopin. También El mesías, última obra de Haendel. Un oratorio compuesto en tres partes que narra la vida de Jesús, desde las profecías sobre su venida en el Antiguo Testamento, lo que podría ser un acercamiento artístico a la dimensión religiosa del exmandatario.

Un autor que resalta es Félix Mendelssohn, famoso por crear la Marcha nupcial, de quien Frei Montalva coleccionó un registro de La Italiana, sinfonía que el compositor alemán escribió tras sentirse profundamente inspirado en uno de los tantos viajes que hizo a Italia. Precisamente, el exmandatario tuvo cercanía con la Italia de su propio tiempo, maravillándose con ella durante su juventud tras viajar por primera vez a Europa en 1933, representando a la ANEC (Asociación Nacional de Estudiantes Católicos) ¿Habrá quedado asombrado como Mendelssohn?

Otra obra que forma parte de la colección personal de casetes de Frei Montalva es la Sinfonía Inacabada de Schubert, o como se le conoce formalmente, Sinfonía N°8. El compositor austríaco no solo fue conocido por su producción musical, sino también por tener una gran cantidad de obras sin acabar. De ahí el nombre.
Un infaltable dentro de la música que escuchaba Frei Montalva, es Beethoven. En la colección se encuentran varios conciertos para violín y su obra El emperador, que fue dedicada al archiduque Rodolfo, alumno, amigo y protector del brillante y reconocido compositor alemán.

Llama la atención la de Gustav Mahler. Este creó una serie de 12 canciones en un trabajo de revalorización de obras folklóricas germanas, y de los textos del poema popular conocido como Wunderhorn, en castellano “El cuerno mágico del muchacho” o “El cuerno de la abundancia”.

Hasta aquí, Frei Montalva muestra gustos bastante tradicionales, lo que no es de sorprender. Como la persona estudiosa que fue, debió conocer la historia de varios de estos compositores y de qué forma estos son la representación hitos importantes en la historia de Europa entre el siglo XVII y el XIX.

Complementando a los clásicos, encontramos la presencia de una figura femenina que podría considerarse contemporánea de Frei Montalva: la cantante lírica de origen griego, Maria Callas. Brillante soprano y actriz, famosa por ser catalogada una de las mejores del siglo XX, como también por su bullado amorío con el millonario Aristóteles Onassis. Es recordada por la belleza de su timbre y su presencia en la escena, catalogada como un mito dentro del mundo artístico.

Sin embargo, la música clásica no es lo único que, al parecer, escuchaba el expresidente. Hay otra vertiente musical que está presente en esta colección: la música de Latinoamérica.

Entre estas piezas vemos a una de las más reconocidas folcloristas latinoamericanas, Mercedes Sosa, quien hizo un trabajo de revalorización de la música y poesía popular de su tierra. A su vez, destaca un número importante de casetes de música venezolana, destacando Alma llanera, canción conocida en la actualidad como un segundo himno de ese país, y otras canciones también propias de la zona. Esto nos puede llevar a la reflexión, o al recuerdo, de las buenas relaciones que Frei Montalva mantuvo desde su juventud con políticos venezolanos. Estos casetes pudieron ser regalos, como también adquisiciones que hizo el exmandatario. Lo que sabemos es que disfrutaba del folclore de Venezuela.

No podemos aseverar con exactitud cuál era su música favorita, o quién fue su compositor favorito. Pero sí es posible imaginar a don Eduardo tipeando en su máquina de escribir, mientras de fondo sonaban estas obras musicales.


Referencias

  • Balsera, Francisco (2019). Reseña | Minuetto: The Art of the Regal Dance. Melómano, la revista de música clásica. Disponible en https://www.melomanodigital.com/
  • (2012). Maria Callas, la leyenda. Melómano, la revista de música clásica. Disponible en https://www.melomanodigital.com/
  • Prieto Marugán, José (2012). Federico Chopin: poeta del piano. Melómano, la revista de música clásica. Disponible en https://www.melomanodigital.com/
  • Molín Ruiz, Marco Antonio (2012). Vivaldi: el genio de la descripción. Melómano, la revista de música clásica. Disponible en https://www.melomanodigital.com/
  • Montes, Beatriz (2012). Los hermanos Mendelssohn. Melómano, la revista de música clásica. Disponible en https://www.melomanodigital.com/
  • Ayala Herrera, Isabel Mª (2012). Sinfonía Nº 9 La Grande en Do Mayor, D. 944, de Franz Schubert: Duración Divina. Melómano, la revista de música clásica. Disponible en https://www.melomanodigital.com/

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